Las instalaciones de Boisán constituyen un excelente lugar donde desarrollar actividades en plena naturaleza, desde un día a varias semanas de duración, y están disponibles para todo el mundo, no exclusivamente para la gente de Rectivia.

Campamentos, acampadas, marchas, cursillos, convivencias, tienen aquí un lugar ideal para su realización, no sólo para niños y jóvenes, sino también para mayores, familias, etc., aunque en su origen primaron sobre todo los adolescentes.

Los adolescentes y aún los niños mayores necesitan vivir en un grupo de amistad, sin que baste el mero compañerismo. Los amigos, cuando lo son de verdad, pueden ayudar en los momentos difíciles tanto y más que los propios padres. Ayudar a prevenir y no entrar en la droga, a no entrar en grupos de compañerismo de reputación dudosa, ...; ayudarse mutuamente a estudiar más, a ser más responsables, a pasar los baches difíciles, etc., etc. Pero estos grupos, hoy día sobre todo, no suelen nacer espontáneamente, y mucho menos mantenerse. Es preciso un cuidado delicadísimo, constante y lleno de paciencia. Pensamos que unas convivencias sanas, al aire libre, de grupos pequeños (diez o doce) con alguien responsable al lado podrían ayudar en este sentido. A este fin, disponemos de tres habitaciones con doce camas en total, aparte de cocinas, comedor, sala de reuniones, calefacción, etc.1

A principios del verano de 1990 se instalaron las tiendas de campaña en unos terrenos cedidos por la Junta Vecinal de Boisán, y comenzaron chicos y chicas, a pico y pala, los cimientos del primer pabellón.

Corrían los primeros días de agosto de 1990. No teníamos ni un albañil. Se hacían las cosas como Dios daba a entender. Hasta que apareció el Sr. Felipe.2

Ese año se completó el piso y tabiques del pabellón principal. Se realizó la traída del agua, propia y exclusiva, y se organizó la rifa del cochecito que Sari regaló, que supuso unos buenos y necesarios ingresos.

En 1991 se trabajó en el interior del pabellón y su mobiliario, en el merendero con sus mesas y barbacoas. Se inició el pabellón de los servicios higiénicos y se consiguió la línea eléctrica.

Durante 1992 se fueron rematando pequeñas obras en todo el conjunto y se hizo la obra interior en el pabellón de los servicios higiénicos. Se terminó la fachada del primer pabellón y se hicieron las aceras. También se resolvió el problema de los accesos desde el pueblo, y se inició el anfiteatro.

En 1993 se terminó la obra interior de los servicios higiénicos y continuaron las obras del anfiteatro.

Además, muchas horas de trabajo se emplearon en desbrozar, igualar el terreno, plantar césped, podar, etc.

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1 Revista Excelsior, n.º 119, septiembre 1991.

2 Revista Excelsior, n.º 143-145, octubre-diciembre 1993.