El historiador Martín Fuertes nos cuenta en la Revista Excelsior la implantación de un coto para los ganados de los labradores de Rectivía, y cuando obligaron a los vecinos a techar sus casas con teja1.
En el siglo XVIII, de acuerdo con las noticias recogidas en el Catastro de Ensenada y estudiadas por el bañezano, Valentín Cabero, autor de una interesante obra de síntesis sobre Astorga titulada: Evolución y estructura urbana de Astorga, la mitad casi de los labradores de nuestra ciudad vivían en el barrio de Rectivía. Y el resto en los otros arrabales de Astorga, porque los habitantes dentro de la muralla –el “cuerpo de la ciudad” llamaban al casco urbano- eran artesanos (tejedores, zapateros o curtidores, chocolateros), curas, sobre todo; militares aún no. Esta estructura profesional se mantuvo hasta tiempos muy recientes. Labradores y jornaleros, gente humilde y trabajadora, han constituido la población del barrio y parroquia de Rectivía a lo largo de la Historia.
Pero ¿cuándo y cómo se formó este arrabal de agricultores y ganaderos? Vamos a comentar una noticia del año 1525 que, si no nos revela todo lo que quisiéramos sobre los orígenes de Rectivía, si nos da clara idea de la formación del Arrabal.
En las Actas de Sesiones del Ayuntamiento de Astorga –entonces se llamaba Regimiento- hay anotada una petición hecha por dos vecinos de Rectivía a los regidores de la ciudad, el día 6 de abril, para que les concedieran un prado coto para uso exclusivo de sus ganados. Efectivamente, el Regimiento les autorizó a cortar un pedazo de campo en Villaseca “camino de la Vigarra”, señalando con todo detalle los límites y prohibiendo la entrada en él a los ganados de Valdeviejas, Carneros, Brimeda, Sopeña o de cualquier otro lugar, salvo los del “cuerpo de la ciudad”, por supuesto.
¿Cuáles fueron las razones de los de Rectivía para conseguirlo?. Pues unos motivos que, aparte de ser justificados, nos muestran cómo era la gente del barrio hace casi quinientos años.
En primer lugar, alegaron que acababan de llegar bastantes familias de labradores con ganados a instalarse allí. El acta lo cuenta así:
fasta ahora en Retevía no avía labradores ningunos, sino uno o dos; e que ahora, según es notorio, ay doze labradores que tienen bueis e vacas de labranza.
En segundo lugar, que necesitaban el coto para ellos solos porque no se les permitía entrar en los prados que acotaban para los ganados de la ciudad en Manjarín y la Eragudina, de modo que, cuando se descotaban, ya lo habían pacido los del arrabal de San Andrés de las Ollas -que así se llamaba porque había muchos “olleros” o alfareros-, a quienes sí se les autorizaba a meter en ellos sus bueyes y vacas.
Pocas noticias más se conservan sobre Rectivía en este tiempo. En otra ocasión repasaremos las que poseemos de siglos anteriores. Hoy terminamos con otro dato más que habla del aspecto humilde que debían de presentar los barrios de Astorga con sus casas de tapial y techadas simplemente de paja. Aparece en una orden del Regimiento del año 1496, registrada en el acta del día 27 de junio, y dice textualmente:
los regidores mandaron a los buenos onbres de Santo Andrés e de Retevía que todas las casas que están fechas en los dichos arrabales que la maderen e cubran de teja desde oy en dos años•, so pena de dos mil maravedís al vecino que no cumpliera la orden.
José Antonio Martín Fuertes. Historiador.
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1 Revista Excelsior número 14 de febrero de 1982, Rectivía es historia.