Un cerezo florido en primavera
Fue alzando año tras año su estatura,
Creció su fortaleza y su ternura
Dando el fruto de amor que amor le diera.
Lo cortó el leñador. ¿Quién lo dijera?
Sin perder su vigor y su hermosura,
Fue surgiendo el “Hombre” la figura,
Se hizo Carne de Cristo la madera.
Las manos carpinteras que lo hicieron,
Lo soñaron los ojos que lo vieron,
Nacido de su propio corazón.
A punto de morir, está abrazando
Desde la Cruz a todos, perdonando
EL CRISTO DEL AMOR Y DEL PERDÓN
Bernardo Velada Graña.
Astorga, 1995
Para Enrique Morán, creador de uno de los dos nuevos pasos que estrena la Semana Santa de este año.
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Astorga de mi vida. Pág 120.