Del número 125-127 de la Revista Excelsior de marzo-mayo de 1992, copiamos lo siguiente:
Miguel A. González nos dio la pista. En la exposición de todos los Pasos, que se hizo este año de 1992 en San Bartolomé, colocó debajo del de la Borriquita una tarjeta que decía: 1944-45. Rodríguez y Puente (Santiago de Compostela). Ante la carencia total de datos intuimos que algo podríamos encontrar en Santiago. Allí llamamos a la buena y activa Sor Teresa pidiéndole que buscara por allí la aguja del catorce o del trece. ¡Cuál no sería la sorpresa cuando a los tres días nos llama para decirnos que había localizado el taller y que vivía, con 92 años, el propio autor del Paso, don Ángel Rodríguez. Rápidamente decidimos ir allí. Fue el sábado 29 de febrero. Casi la Junta en pleno. Don Ángel, a pesar de sus 92 años, y sus achaques, sigue llevando el taller con una lucidez plena. Pero don Ángel, como todos los artistas, tiene sus “cosas” no nos recibió; porque él trabaja durante toda la semana, pero la mañana del sábado la dedica a dormir. Eso sí, tenía todo dispuesto para que nos atendiera su hijo Jorge.
El viejo taller en la calle Puerta de la Peña, 3, es todo un taller de artista: apenas tienes donde pisar, y en un bello desorden encuentras imágenes sin brazos y sin cabezas, una Inmaculada impresionante a medio tallar, herramientas, telarañas ...; Jorge estuvo amabilísimo y sin prisas. Es actualmente el Maestro Mayor de Artesanos de la Comunidad Autónoma Gallega. Ha trabajado en el oficio con su padre y sus tres hermanos; y sigue trabajando. Siempre ha habido otros obreros, hasta siete, en el taller. Eso sí, cada uno en su especialidad; porque, nos explica con todo interés Jorge, una cosa es el escultor, el señor que talla las figuras; otra, el pintor que las decora; otra, el tallista, que hace la decoración vegetal y ornamental; y otra, el ebanista, que hace la labor de carpintería.
Cuando habla, Jorge vive lo que dice. Su padre, siempre fue pintor. El otro socio, don José Puente Otero, era el escultor. Falleció en accidente de moto el año 1955, y nos pareció creer entender que él mismo le acompañaba en la moto en el momento del accidente. Jorge no se cansa de contestar nuestra preguntas curiosas, y hasta nos descubre algún secretillo profesional. Cuando nos llevaba a ver otro taller de la calle Azabachería apareció por la calle don José López López; precisamente el pintor que junto con don Ángel decoró el Paso. El lo recordaba perfectamente, y recordaba a una señorita muy elegante que fue varias veces por el taller mientras se construyó el Paso; es más, asegura que la vio hace pocos años, ancianita ella, y que estuvieron hablando. Se trata, sin duda de la señorita Rosario Sierra, hermana del Coronel don Pedro, quienes hicieron las gestiones en Santiago en nombre de la Junta por Fomento.
Largo rato seguimos charlando con ambos, hasta que tuvimos que despedirnos para ir a comer. En la Residencia de Ancianos de Carretas nos esperaba Sor Teresa (natural ella de Robledino de la Valduerna). Ella misma, superiora de la Casa, nos sirvió con todo el cariño una espléndida comida, en la que (no podía ser de otra forma estando en Galicia) hubo marisco y abundante. De todo corazón le damos las gracias.
Por fin. Regreso a Astorga. Una buena parte de los datos que se exponen en este número extraordinario de Excelsior se aclararon en esta visita. Fue fructífera, aun cuando no tuvimos la dicha de estrechar la mano a don Ángel, y posar con él para la posteridad a través de la máquina de Gayoso.