Revista Excelsior número 392, dic 2015. Espacios que también son parroquia.

La casa de BOISÁN, situada en las laderas del Teleno, es otro lugar que, gracias también a la ilusión compartida y corresponsable de unos pocos, se está convirtiendo de nuevo en lugar de encuentro. Quiere ser espacio de reflexión y fiesta. Gracias, a los que lo estáis haciendo posible.

Revista Excelsior número 393, feb 2016 ECOS DE BOISÁN. Descubriendo,.. y reencontrando.

Hace unos meses nos propusimos volver a Boisán, lo hacíamos convencidos que ese lugar tenía todavía mucho que decir, de amistad, de comunidad, de convivencia, de encuentro... y nos pusimos manos a la obra. Han sido unas intensas jornadas de trabajo, pero sobre todo de ilusión y convivencia, para unos era reencontrarnos con un lugar lleno de nombres y personas que dedicaron muchas horas, trabajo e ilusión en un proyecto que parecía no querer salir adelante con el fin con el que fue pensado, "el campamento"; pero quizás su magia estaba en esos momentos de encuentro y el medio se convirtió en fin.

Ahora toca repensar "La Borrazal", porque estamos convencidos que en una sociedad como la nuestra hacen falta lugares y momentos que inviten a pensar, a disfrutar de la naturaleza, de todo lo que Dios nos regala cada día. Ya ha habido gente que al enterarse se han ido apuntando a colaborar, en breve esperamos que esté todo listo para poder ir a disfrutar, grandes y pequeños de un lugar que forma parte viva de nuestra historia como parroquia y que quiere darnos todavía grandes momentos. Hasta ahora hemos hecho labores sobre todo de limpieza y mejora de aquellas cosas, como el tejado, que requerían una actuación inmediata. Os seguiremos contando...

Revista Excelsior número 394, dic 2016. Boisán, una oportunidad de encuentro.

El esfuerzo que la parroquia está haciendo por provocar ocasiones de encuentro, de animación y de convivencia, ha visto un campo muy apropiado en Boisán, en el "campamento".

A lo largo del presente año, un grupo de personas ha emprendido la labor de adaptar las instalaciones, mantenerlas limpias y organizar los alrededores.

Las mesas con los incipientes esfuerzos de hacer mosaico hace casi 25 años" siguen haciendo historia al pie de unos "canales de desagüe" del lavadero que utilizaron los romanos. Los robles que se van aviejando, porque también en esos parajes nuestra zona se sigue despoblando, necesitan la mano amiga que los ayude a racionalizar su espacio de crecimiento y desarrollo. Los chopos, la mayoría de ellos castigados por Ia maleza o por la falta de cuidados, piden una renovación que ayude a embellecer la orilla del río.

Este año, las fuertes lluvias y nevadas de los meses de marzo y abril provocó el destrozo de la presa que, dentro del territorio de nuestra finca, hacía subir el nivel del río Duema para que las praderas y arboledas recibiesen la fuerza de la humedad. Esa presa subía también el nivel del río para que pudiesen regar sus fincas los habitantes de Quintanilla. Llegó a ser tal la fuerza del agua que arrancó unos cuantos alisos de la orilla del río, y, por debajo de la presa, provocó un fuerte destrozo en nuestra finca, llevándose una buena cantidad de piedras y tierra, y dejándonos un pozo poco agradable.

Hemos recibido la alegría de la traída de agua desde el pueblo, con lo que garantizamos la potabilidad del agua para la estancia en el edificio de convivencia. Un trabajo duro, delicado Y costoso que llevó a cabo la empresa "Sindo Castro", y que nos da la tranquilidad de poder contar no solo con la luz, sino también con el agua, elementos indispensables para hacer más habitable este recinto de paz y de sosiego, de convivencia y de posibilidad de trabajo.

Un día memorable fue el día 6 de noviembre, celebración del tradicional "magosto" que organizaba la catequesis y que ahora sigue animando, pero para invitar a toda la comunidad.

Cerca de doscientas personas acudimos este año. Un autobús, que nos dejó en el pueblo cercano de Quintanilla' para hacer el trozo de camino hasta el Campamento' un buen número de coches particulares que también se llegaron para compartir la alegría y la fiesta.

Enrique, que, con su bombo, asaba las castañas, y tantas personas que asaban la panceta y el chorizo o que hacían compartir: empanadas, tortillas, bocadillos, dulces, bebidas, sonrisa, chistes, etc. etc. . . ¡Qué alegría ver a tanta gente compartiendo y haciendo fraternidad!

Incluso cuando intentamos marchamos, y casi perdemos a algunos componentes del grupo, la preocupación se convirtió por parte de los mismos interesados en una aventura más para contar y aprender a vivir compartiendo desde la alegría y la confianza.