Alguna vez he citado el nombre del camino francés en la relación anteriormente hecha de las Cofradías y hospitales de esta Ciudad. Era conocido con este nombre el seguido por los peregrinos o romeros en sus viajes a visitar el sepulcro del apóstol Santiago, descubierto en el siglo IX. Tan célebre descubrimiento llamó la atención en el mundo conocido, y por las muchísimas gracias que los Romanos Pontífices concedieron a este lugar, equiparándolo a los de Jerusalén y Roma, se excitó en todos los cristianos el deseo de visitar el sagrado cuerpo del Hijo del Cebedeo, considerando como su mejor timbre de gloria al que les acompañase al sepulcro el testimonio de su peregrinación a Compostela.

Para auxiliar a estos peregrinos y hacer menos duras las penalidades de tan largos viajes, se construyeron calzadas en los pasos difíciles, puentes sobre los ríos, alberguerías y hospitales en despoblados, en montañas, en Ciudades, villas y pueblos, en donde los devotos viajeros pudieran encontrar descanso y alimentos para su cuerpo, curación a sus dolencias, y, caso de muerte, la mano cariñosas de un amigo que depositase su cuerpo en honrosa sepultura. Este fue el móvil principal que impulsó, dio vida y calor a la fundación de tantas casas hospitalarias como se encuentran al lado del camino seguido por los peregrinos. En ellas también encontraban refugio todos los que, por cualquiera causa, se vieran precisados a abandonar su hogar para ir a sitios lejanos.

De León a Astorga, y desde aquí a Ponferrada, puede decirse que en cada pueblo, grande o pequeño, la caridad cristiana erigió un hospital o albergue. En el lugar de la Virgen del Camino existía de antiguo; en San Martín del Camino aún se conservan restos y memorias del que allí había; junto al Puente de Orbigo está el de El Hospital; inmediato al pueblo de Estébanez existió el de Calzada con su hospital; el de San Justo de la Vega tuvo el suyo; de todos ellos se conservan memorias, que no dejan lugar a duda.

El camino francés, desde San Justo, seguía la ruta romana, y por el barrio de San Feliz entraba en esta ciudad por Puerta Sol, continuando por la plaza a la rúa nueva, -hoy de Pío Gullón-, de lo que hay muchos testimonios; seguía a la era de San Martín, a Puerta Obispo, San Pedro de Rectivía.

Ya se ha visto el número de hospitales que había en esta Ciudad: en todos ellos se hospedaba a los peregrinos o romeros a su ida a Compostela y regreso de allí. En ellos encontraban descanso todos con el sustento necesario para reponer sus quebrantadas fuerzas, curación en sus enfermedades, limosna para ayuda de sustentarse en la continuación del viaje, y honrosa sepultura los muchos que en ellos fallecieron

Desde Rectivía, dejando el antiguo camino romano, continuaban su ruta los peregrinos a Valdeviejas, donde consta que había dos hospitales, el uno en el camino francés, llamado de Sancha Pérez; al Ganso y Santa Catalina, en los que también había hospital, y después a la gran alberguería de Foncebadón, tan célebre en la Edad Media por los importantes servicios que prestaba a los transeúntes, por los privilegios que le concedieron Alfonso VI, el emperador, en el año 1103, Fernando II, rey de León, en 1167, y D. Fernando III en 1232, confirmados por Carlos IV en 1790 y por Fernando VII en 1815, y también por haber merecido que su Abadía fuese elevada a Dignidad en la Catedral de Astorga con el nombre de Abad y Abadía de Foncebadón. Continuaba después el camino de los peregrinos al Acebo, Molinaseca y Ponferrada, cada uno con su hospital.

Historia de la Beneficiencia en Astorga por D. Angel San Román.
Astorga 1908, páginas 291 a 293.