En nuestra época, en la que ... aumentan los vínculos entre los diversos pueblos, la Iglesia considera con mayor atención en qué consiste su relación con respecto a las religiones no cristianas. En su misión de fomentar la unidad y la caridad entre los hombres y, aún más, entre los pueblos, considera aquí, ante todo, aquello que es común a los hombres y conduce a la mutua solidaridad. (Declaración Nostra aetate, nº 1).

En la cara interior de las barandillas de la escalera de acceso, se representan las dos grandes religiones monoteístas, que confiesan a Dios como único creador. No hemos querido olvidar la relación de fe y tradición bíblica con ellas, ya que las dos se enraízan en Abraham, Padre de los creyentes, al mismo tiempo que acogemos la invitación de la Iglesia al diálogo fraterno y al respeto mutuo. La Iglesia católica nada rechaza de lo que en estas religiones hay de verdadero y santo. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas, que, aunque discrepa en muchos puntos de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres. (N.A.2).

Quienes no recibieron el Evangelio, se ordenan al Pueblo de Dios de diversas manera. En primer lugar, aquel pueblo que recibió los testamentos y las promesas y del que Cristo nació según la carne. Por causa de los padres es un pueblo amadísimo en razón de la elección, pues Dios no se arrepiente de sus dones y de su vocación. Pero el designio de salvación abarca también a los que reconocen al Creador, entre los cuales están en primer lugar los musulmanes, que, confesando adherirse a la fe de Abraham, adoran con nosotros a un Dios único, misericordioso. (L.G.16).

En la barandilla del lado derecho de la fachada, en su cara interior, se representa al Pueblo Judío, depositario de la revelación y antiguo Pueblo de Dios. Figurativamente lo hemos significado con la Estrella de David, también llamada Sello de Salomón, que es propiamente el signo del judaísmo, representada en el extremo superior. En el otro extremo, el inferior, se representa el candelabro sagrado, Menoráh, símbolo de la fe de Israel. Entre los dos se extiende el rollo de las Sagradas Escrituras con la primera frase, en caracteres hebreos, de la Torah, con que comienza el Antiguo Testamento: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra ...”.

Foto Roberto Cabezas

En la barandilla del lado izquierdo de la fachada, en su cara interior, se representa al Pueblo Islámico, la fe islámica que profesan muchos pueblos nacidos de la fe de Abraham. Figurativamente los hemos significado con la Media luna, signo común a todos ellos y representada en los remates de las cúpulas de las mezquitas, Junto a ella se representa el lugar más sagrado del Islamismo, la Ka´ba (Kaaba) revestida de la Kiswa (funda de tela negra con una franja longitudinal horizontal donde lleva frases del Corán), la tienda que cobija la Piedra negra en la Meca. En el otro extremo, el inferior, se coloca la representación de una de las lámparas de aceite que alumbran las mezquitas islámicas. Entre las dos representaciones se extiende una oración, en caracteres islámicos, en parte coincidente con las primeras páginas del Corán: “En el nombre de Dios creador de todos los vivientes ...”.1

Foto Roberto Cabezas

El concilio exhorta a todos (se refiere a los judíos, musulmanes y cristianos) a que ... procuren sinceramente una mutua comprensión, defiendan y promueva unidos la justicia social, los bienes morales, la paz y libertad para todos los hombres. (N.A.3).


[1] Esta última frase ha sido cambiada por las indicaciones de D. Patricio. En el original estaba redactada de la siguiente forma: «Entre las dos representaciones se extiende una página del Corán con la primera frase de éste en caracteres islámicos: “En el nombre de Dios clemente y misericordioso”.»


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