La figura de María la Virgen, en la parte izquierda de la puerta se representa erguida y en actitud orante.
Los libros del Antiguo y Nuevo Testamento manifiestan de un modo cada vez más claros la función de la Madre del Salvador en la economía de la salvación ... Con ella misma, Hija excelsa de Sión, tras la prolongada espera de la promesa, se cumple la plenitud de los tiempos y se instaura la nueva economía, al tomar de ella la naturaleza humana el Hijo de Dios ... (L.G.55). Enriquecida desde el primer instante de su concepción con el resplandor de una santidad enteramente singular, la Virgen Nazarena, por orden de Dios, es saludada como “llena de gracia” -Lc.1.28-, a la vez que ella responde al mensajero celestial: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra” -Lc.1.38-. Así María, hija de Adán, al aceptar el mensaje divino, se convirtió en madre de Jesús ... y comparándola con Eva, llaman a María “madre de los vivientes” afirmando que la muerte vino por Eva, y la vida por María. (L.G.56).
Esta maternidad de María en la economía de la gracia perdura sin cesar desde el momento del asentimiento que prestó fielmente en la Anunciación, y que mantuvo sin vacilar al pie de la cruz hasta la consumación perpetua de todos los elegidos (L.G.62). Por el don y la prerrogativa de la maternidad divina, está también íntimamente unida con la Iglesia ... La Madre de Dios es tipo de la Iglesia en el orden de la fe, de la caridad y de la unión perfecta con Cristo. Pues en el misterio de la Iglesia, que con razón es también llamada madre y virgen, precedió la Santísima Virgen, presentándose de forma eminente y singular de modelo, tanto de la virgen como de la madre (L.G.63). La Madre de Jesús es imagen y principio de la Iglesia que habrá de tener su cumplimiento en la vida futura, así en la tierra precede con su luz al peregrinante pueblo de Dios como signo de esperanza cierta y de consuelo hasta que llegue el día del Señor. (L.G.68).
Se caracteriza la figura de la Virgen por su actitud orante, significando con ella a la madre de la Iglesia como intercesora del Pueblo de Dios y a la Iglesia misma. A sus pies se colocan varios símbolos: El candelabro de los siete brazos, para significarla como “Hija excelsa de Sión”; junto a él se representa la vela encendida signo de la luz de Cristo (también llamada “la candela” signo de la advocación de la Virgen en la festividad de la Presentación de Jesús, Luz de las Naciones, en el Templo. Advocación especialmente venerada en esta parroquia). Se coloca a sus pies y en primer plano, el Vaso espiritual con tres azucenas (residencia de la trinidad), signo de la plenitud de la Gracia Divina que la llena de Gracia (gratia plena), aunque también conlleva este símbolo la señalización de la Virginidad (en el cristianismo oriental, la virginidad, se representa con tres estrellas situándolas una en la frente y las otras dos en los hombros de la Virgen: antes, durante y después del parto).
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