Los peregrinos de Huelva y Cádiz llegan a Sevilla y desde aquí sobre la calzada romana se encaminan hacia Mérida, lugar de comienzo de la Vía de la Plata a la que también se dirigen los peregrinos andaluces orientales de Málaga y Ubeda, vía Córdoba, y los que parten desde Badajoz y otros lugares de Extremadura.
La Vía de la Plata iniciada en Emérita Augusta continua por Plasencia y Béjar.
Los caminos de Levante atraviesan el centro peninsular y después de recorrer Toledo, llegan a Madrid, desde donde a través de la calzada romana de Guadarrama podrían ir a encontrarse con el Camino Francés, o bien continuarían hasta Avila, y unirse a la Vía de la Plata en Salamanca.
Prosigue por Zamora, pasa por los monasterios de San Pedro de la Nave y Moreruela, para continuar por Benavente, La Bañeza y su reunión en Asturica Augusta con el Camino Francés.
Una alternativa para los peregrinos de Portugal es dirigirse por el interior a Braganza, capital de la montañosa región de Tras-os-Montes, denominación que algunos dan a esta ruta, y llegar a Verín, hasta donde también llegamos si desde Benavente nos encaminamos a Santa Marta de Tera con la iglesia dedicada a la mártir astorgana.
Una observación minuciosa nos hace apreciar la disposición del nombre de algunas ciudades: Córdoba en una media luna, Sevilla en las castañuelas, el anfiteatro en Mérida, la bellota de Plasencia, Béjar está incluido en una madeja, Salamanca en el canto de un libro, Zamora en una hoja de vid, La Bañeza en una alubia, y Santa Marta en el haz de luz que se infiltra en la iglesia por el tragaluz de la fachada.
También se evoca la leyenda de Almanzor, el mismo que en el año 984 arrasó nuestra ciudad, y que saqueó la ciudad de Santiago en el 997 respetando la tumba del Apóstol, pero destruyendo la iglesia, haciendo llevar a hombros de cristianos las campanas a Córdoba, para que colocadas al revés y sin badajo, sirviesen de lámparas en la mezquita.
Allí permanecieron hasta que Fernando III, al conseguir la rendición de Córdoba, precisamente en el día de San Pedro de 1236, hizo que se restituyeran a su procedencia esta vez a hombros de musulmanes.
Por último, señalar la existencia del anagrama de grupo musivo en la parte inferior derecha de este lateral.