Me han pedido que pregone las fiestas de este barrio de Rectivía, las fiestas de San Pedro. Invitación a la que no he podido negarme, y que he aceptado gustoso, por el afecto que la comisión de la Asociación de Vecinos y sus componentes me han mostrado; por ello queden aquí, públicamente mis gracias, a la vez que a todos pido magnanimidad y comprensión por la osadía de haber aceptado. Méritos para ello ninguno especial tengo, a no ser que, en estos últimos 30 años haya tenido una total preocupación por el barrio, una preocupación constante, aunque, hay que decirlo, no más que por el resto de los barrios de la ciudad, como es mi obligación, para que vamos a decir aquí y ahora otra cosa; lo contrario sería engañarnos.

Rectivía es un barrio al que siempre he visto como un pionero, una avanzadilla de la ciudad y en él, allá por el curso académico de 1958-59 -¡qué lejos queda ya!- este que les habla fue su vecino, residiendo en lo que decimos barrio de Las Candelas, creo que calle General Yagüe, puerta con puerta de la que era entrenador del Astorga, Roberto; entonces aquello, ahí al lado era una simple isleta en los eriales, rotos por escasísimas casas y aún en las cercanías se instalaban las eras de algún labrador; por tanto me arrogo para justificar algo mi presencia en este balcón, esa condición de ex-vecino del barrio.

Barrio al que en mis años de estudiante recuerdo por ser el de los labradores por excelencia como los Chapán, Fino o los Jarrines; con casas de puertas carretales, de las que quedan escasísimos ejemplares y boquerones para la paja que se acarreaba desde el Palomar de la Vigarda y sus alrededores. Hoy aquello es eso, puro recuerdo que casi queda circunscrito al 15 de mayo cuando San Isidro sube desde San Andrés para vivir de realquilado un año y despedirlo al siguiente camino de Puerta de Rey.

Rectivía es y ha sido, tenía y tiene la condición permanente de ese emblema de Astorga de RUTA Y CAMINO, ningún barrio como éste; era -porque ahora ha ensanchado sus horizontes- el extramuros de la ciudad romana, asentamiento seguro y resguardado de los “agricolae” romanos, abastecedores de alimentos para la guarnición y demás ciudadanos. Fue paso obligado de las riadas de peregrinos que en la Edad Media buscaban la tumba de Santiago en Galicia; y desde Puerta Obispo calle San Pedro arriba, entonces llamada Rua de los Francos, tal como hoy, - hace años los caramelos de Vega y Raimondez- enfilaban el camino de Maragatería, entonces la Somoza. En esta calle se asentaba el hospital de los Palmeros, de lo que sin duda ha quedado la tradición de que este barrio sea el organizador de la procesión de Las Palmas en el domingo de Ramos; hospital éste que tenemos documentado allá por 1217, desapareciendo cofradía y hospital por el 1304, cuando el obispo Alfonso lo fusiona a la cofradía pujante de San Esteban; si bien en 1310, poco después, encontramos la cofradía y hospital de Nuestra Señora de Rocamador, de clara influencia francesa y situado, como no, en la misma Rua de los Francos, para acabar fusionándose con las cofradías de San Feliz y San Pedro. Porque la vocación peregrina del barrio continúa y se condensa en la capilla y cofradía de los mártires San Fabián y San Sebastián, ya del siglo XV, cuya memoria se conserva en esa calle del barrio, la de Los Mártires, que nos lleva camino jacobeo adelante para toparnos con el hospital de San Lázaro que acogía a los peregrinos leprosos y otros de enfermedades contagiosas; los escasísimos vestigios de este hospital hay que buscarlos en la imagen de San Lázaro de Santa Marta, altar derecho del crucero, parroquia a la que hasta no hace mucho pertenecía este barrio.

Y no olvidemos en esta misma ruta, San Pedro de Afuera, que así se denominaba la cofradía y capilla que acogió la naciente parroquia que en 1972 se convirtiera en esa iglesia de arquitectura modernista, promovida por el primer párroco de Rectivía, don Patricio; porque la vitalidad del barrio ha ido paralela a la vida parroquial, o mejor dicho viceversa.

Rectivía que fue también testigo directo y sufrió sobre manera las consecuencias de la francesada, se quedó hasta bien mediado este siglo que va a fenecer en el barrio por excelencia de los labradores.

Si bien comienza un ligero despegue por los años 20 cuando se construye el Cuartel de Santocildes, en lo que colaboran varios propietarios del barrio con la venta de parcelas en Los Chanos, a precio beneficioso para el Ayuntamiento.

Ello fue motivo para que el obispado creara en San Pedro de Afuera no la parroquia, pero sí un anejo de Santa Marta, condición que mantuvo hasta el pontificado de Mérida Pérez quien sobre el 1944 le concede autonomía plena con la creación de un economato que pasará a ser parroquia en 1963; hay que tener, como no, un recuerdo para los cuatro responsables parroquiales desde aquella segunda decena del siglo, aunque solo sea con su mención: D. Aniceto Alonso, D. Amando1 Fuertes, D. Orencio Nistal y D. Patricio, el actual.

Rectivía, la que es parroquia más joven de la ciudad, se convierte, a partir de los años 50 en el barrio más pujante, más dinámico y más vivo de la ciudad; porque si en los 40 está con el censo más pequeño, se encarama en los 60 al primer lugar para albergar en la actualidad más del 50% de la población astorgana.

Los pasos pueden darse con el Cuartel de Santocildes, Las Escolapias, Guardia Civil, González Álvarez, Estigmatinas; nuevas edificaciones como Las Candelas, La Majestad, Palomar de la Vigarda, etc. y ese eje fundamental que es la avenida de Ponferrada, dando todo ello un empuje urbanístico al barrio; servicios hoteleros de primer orden, talleres mecánicos y otros establecimientos han sido el motor para que Rectivía hoy se pueda vanagloriar de ser el más pujante de la ciudad.

Y yo se que de ello todos estáis orgullosos; debéis estarlo, porque os toca buena parte y así habéis ido abriendo el futuro. Futuro que se inició cuando el ingeniero Ahijón trazó la avenida de Ponferrada, que llevó su nombre, para dar salida natural a la Nacional 120; hoy la avenida sirve de unión del barrio con el centro burocrático ya que en lo comercial está siendo el punto de expansión, para que Rectivía se sobre y se baste en este aspecto.

Vuestro futuro está en esa Nacional VI que algún día tiene que ser otro eje dinamizador del barrio, y al que debéis exigir un tratamiento moderno, de vía urbana, para que se marque bien ese gran triángulo de las dos avenidas con base en Alcalde Pineda y Húsar Tiburcio.

El futuro está en las infraestructura de cultura y ocio: en ese parque del Mayuelo, que no tiene por qué ser el único del barrio más populoso; en una utilización idónea de ese depósito elevado de agua, donde muy bien, se me ocurre podría instalarse una especie de aula cultural; no hay por qué derribarlo que al fin y al cabo ha sido el símbolo y guía de los años 50, y con todos sus defectos cumplió como bueno; reivindicar para él una utilidad notoria y beneficiosa para el barrio es cosa vuestra y en especial de la Asociación; no esperéis a que el edificio se degrade.

El futuro está en un urbanismo regulado y acorde, con una red viaria cómoda y cuidada, con asfaltado en todas las calles, con lugares de esparcimiento para niños y mayores. El futuro está en vuestra manos, porque sois un barrio vivo y a las pruebas me remito. Trabajadlo y exigidlo.

Pero me han pedido que pregone las fiestas de San Pedro; y este pregonero al que no hay que darle un cuarto, como se hacía antaño, se ha ido por los Chanos y el Foyo, la Vigarda o el Mayuelo. Os emplazo a todos a que participéis y disfrutéis de las mismas; y que compartáis, que sé que lo hacéis, con todos los astorganos ese magnífico programa que la Asociación ha preparado. No hace falta que os lo recite ahora, que todos tenéis cuenta y razón del mismo; además los medios de comunicación, inexistentes cuando la figura del pregonero era necesaria os recordarán cada día cómo, cuándo y dónde se van a desarrollar. Son vuestras fiestas, disfrutadlas. Y muchas gracias.

Martín Martínez, 28 junio 1996.

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1 En el original "Armando".