El número 97 de la Revista Excelsior de agosto de 1986, D. Bernardo Velado Graña, colabora con el siguiente artículo:

Callejeando por el barrio de Rectivía, frente al Sierro, a contraluz en el campo abierto y perfumado que va desde Oliegos hasta el pequeño oasis del Mayuelo, (¡qué nombres tan bellos y sugerentes, madre mía!). Allí me lo encontré gozosamente en plena calle, en una calle nueva. Era nada menos que Gaspar Becerra.

El callejero de Astorga es un mirador discreto al que se asoma su historia y su leyenda de más de dos mil años; la toponimia y la topografía en gran parte sin descifrar. Las calles y plazas de la ciudad, de los barrios y el entorno nos brindan con sus nombres -esa tarjeta de visita a la altura de los balcones- la evocación y la figura de pintores y poetas, historiadores y literatos, escultores y letrados, obispos, héroes y santos … que así mantienen su perennidad entre nosotros.

Sorprendente, pero no extraño mi encuentro con Gaspar Becerra. Porque sigue viviendo en Astorga donde estuvo y trabajó desde 1558 a 1562 cuando hizo la maravilla del retablo mayor de la Catedral: toda la vida de la Virgen, Madre de Cristo y Madre de la Iglesia.

El llamado “Miguel Angel español” nació en Baeza (Jaén) en 1520. Asimiló en Roma el renacimiento manierista italiano y lo domicilió en España vivificándolo con el espíritu y la llama mística de los escultores castellanos. Murió en Madrid en 1570. Pero en Astorga sigue vivo. Se le puede encontrar y entrevistar como yo lo hago. Sólo es preciso escuchar en el silencio increíble y ver en la ardiente oscuridad.

Como Gaspar Becerra no llegó a contemplar con los ojos de carne la policromía de la pintura, estofado y esgrafiado, con las encarnaciones de pulimento en los desnudos de tanta angelería, santoral y arquitectura, por eso visita con frecuencia la Catedral, con la libertad y el permiso del cielo. Es para admirar también él la obra de los otros dos Gaspar, de Hoyos y de Palencia, que de 1570 a 1575 llevaron a la cima esa síntesis de la teología y de las bellas artes: arquitectura, escultura y pintura. Hasta la música se hace presente en los ángeles del Nacimiento con sus partituras.

La entrevista fue larga e interesante. Sólo doy unos retazos de sus respuestas:

En el aire quedaron muchos interrogantes como éstos:

¿Dejaste autorretrato en alguna de las figuras?

¿Subíste por las escaleras detrás del retablo hasta Pedro Mato?

¿Dónde está ahora la escribanía de plata con que obsequieron los canónigos?

Y, sobre todo, ¿Qué te dijo la Virgen por ti tantas veces esculpida con singular belleza, cuando la encontraste en cuerpo y alma en el cielo?.