Ver calle Batalla de Clavijo en Google Maps.
Situada en la zona Mayuelo.
Se inicia en la avda. Ponferrada y finaliza con una pequeña zona verde perteneciente a la plaza de César Augusto.
Cuenta con un acceso al área integrada de Rectivía que habitualmente se hace referencia a la misma como parque de la avenida Ponferrada.
Acerca de ...
Colaboraciones y reseñas.
Sobre la Batalla de Clavijo, en el número 86 de la Revista Excelsior de noviembre de 1988 se escribía lo siguiente:
Es una calle de Rectivía que sale de la Avda. Ponferrada y muere en la escalerilla que la une a la plaza César Augusto. Hemos podido leer en nuestra pequeña revista por qué Ramiro I y Ordoño I tienen dedicada una calle en Astorga, concretamente en Rectivía. En ambos lugares quedaron al aire unos interrogantes históricos por su relación con la Batalla de Clavijo.
¿Se trata de un hecho histórico?, ¿de una leyenda? ... ¿Hay datos confundidos? ...
La “leyenda”, según Lafuente, comenzó 400 años después de los hechos, y la cuenta el arzobispo D. Rodrigo “verdadero autor” de la misma.
Tributo de las 100 doncellas.- Se dice que Mauregato, uno de los reyes holgazanes, se comprometió a enviar anualmente 100 doncellas -50 nobles y 50 del pueblo- para el harén del emir de Córdoba. Contrajo tan vergonzoso tributo como pago al emir por haberle ayudado a mantenerse en el trono.
Batalla de Clavijo.- Sigue diciendo la “leyenda” que el emir de Córdoba Abderramán, unos 60 años después, reclamó al rey cristiano, a la sazón Ramiro I, el tributo de las 100 doncellas. Indignado Ramiro convocó a los hombres de su reino y declaró la guerra a Abderramán. Acudieron de todas partes, y fueron al encuentro del nuevo camino de Logroño. En Albelda chocaron los dos ejércitos, el moro numerosísimo, y fueron derrotados los cristianos, retirándose a un cerro próximo, a Clavijo. Por la noche, el apóstol Santiago se apareció en sueños al rey Ramiro I y le animó a volver a la batalla al día siguiente asegurándole que vencería. Así ocurrió. Y dice la “leyenda” que a la voz de “Santiago y cierra España”, capitaneados por el mismo apóstol en caballo blanco, vencieron a los moros matando a más de 60.000.
Voto a Santiago.- En agradecimiento Ramiro I habría hecho el “Voto de Santiago”, “por lo que se supone -dice Lafuente- haber hecho la nación española voto general y perpetuo de pagar anualmente a la iglesia de Santiago cierta medida de los primeros y mejores frutos de la tierra, y de aplicar al Santo Apóstol una parte de todo el botín que se cogiese a los moros”. El diploma de D. Ramiro en el que esto se recoge es tenido por apócrifo y falso.
Contada brevemente la “leyenda”, surge una pregunta. ¿Y por qué en Astorga se ha dedicado una calle a la “Batalla de Clavijo”? Sin duda los que le dieron el nombre tuvieron sus razones. Hay, en medio de tanta leyenda un hecho: en el ayuntamiento de Astorga se conserva una preciada reliquia, que anteriormente perteneció a los Marqueses de Astorga: LA BANDERA DE CLAVIJO. Dicen que un antecesor de los Marqueses participó en la Batalla de Clavijo, y la trajo como trofeo. Muy difícil sería probarlo, pero así ha venido diciéndose durante generaciones, y no está mal que se recuerde con una calle, aunque el fundamento fuera una “leyenda”.
Bien está para terminar añadir que no sólo ha sido objeto de Museo. También fue tremolada en la Guerra de la Independencia.
El 11 de Junio de 1808 la Junta de reclutamiento de León, por escrito, pidió al Ayuntamiento de Astorga que les enviase la Bandera de Clavijo por carecer ellos de enseña. Consta que el día 12 fue entregada en Astorga. No pudo, por tanto, estar en la Batalla de Baberón (12 de junio); pero sí parece que estuvo en la de Medina de Rioseco. Un informe del Ayuntamiento, de 27 de junio de 1917 dice textualmente: “... fue la bandera de Clavijo, que como precioso despojo de la batalla de este nombre se conserva en el archivo y fue conducido en triunfo por los naturales a la Batalla de Rioseco de 14 de julio de 1808, defendida y devuelta con honor a pesar de la derrota que padecieron nuestras armas en aquella desastrosa jornada ...”.
Con motivo del hermanamiento de nuestra ciudad con el pueblecito riojano de Clavijo, el 25 de marzo de 2007, Martín Martínez, Cronista Oficial de Astorga, nos ofreció en EL FARO dos días antes, un recuerdo de esta historia.
Casi 1200 años hace que la historia de los dos pueblos se cruzaron, por mor de Ramiro I, aquel rey asturiano, dice la leyenda -¿o es historia?- que no quiso entregar al rijoso musulmán las cien doncellas que Mauregato, de mala memoria, había pactado para alzarse con el trono.
Era un 22 de mayo del año de gracia 844. Ramiro decidió plantar cara al ejército árabe y para ello se había desplazado a la Rioja; con las huestes asturleonesas; como portador del pendón real y alférez de sus tropas cabalgaba un astorgano. De nombre Luis Osórez, cuyo apellido, al correr de los años, devino en Osorio, llegando un sucesor a ser marqués de Astorga.
Ese 22 de mayo, en los campos de Albelda, se enfrentaron moros y cristianos; sonaron trompetas y atabales que atronaron el ancho valle y la morisma infligió a las tropas de Ramiro una derrota en toda regla, fue un desbaratamiento total. A uña de caballo los caballeros, como pudieron los infantes que serían los más, treparon los cristianos por los riscos de Clavijo, hasta alcanzar lo más alto del monte Laturce; huían, claro está, de las afiladas cimitarras moras. En la noche -ya lo saben nuestros lectores- el rey Ramiro, en su duermevela, recibió la visita y el encargo del Apóstol Santiago; debía enfrentarse sin dilación a los muslines; él le ayudaría en aquel empeño. Sería, pensamos, cuando el Hijo del Trueno señaló las Fuentes de Santiago, o cuando las herraduras de su caballo quedaron marcadas en la Forti; el ambos casos con saltos prodigiosos.
Así que, en la madrugada del 23, el rey Ramiro convocó a sus huestes, les expuso la visión y las arengó a la batalla. En orden y concierto, seguramente también con miedo, en el mayor silencio posible, descendieron hasta los campos de Albelda. Los árabes, confiados después del gran triunfo, descansaban del ajetreo pasado, y acoso adormecidos por las libaciones, que Mahoma prohibía, para celebrar la victoria, que en ayunos y abstinencia la guerra no cuenta; y escribo libaciones pues, con seguridad, aquellas ubérrimas laderas ya tenía sus vides, abuelas de las que hoy dan fama y honor a sus ricos caldos.
La sorpresa para los mahometanos debió ser mayúscula; el despertar violento, y la cerragina que se armó de espanto. Dicen los cronicones que durante la batalla se vio un jinete en caballo blanco blandir la espada a diestro y siniestro; dicen también, con la exageración proverbial de los cronistas de aquellas épocas -cristianos y musulmanes- que hasta 60.000 infieles cayeron aquel día 23 de mayo; otros más exagerados y apócrifos, aseguran que la sangre corría a raudales pro aquellas laderas; otros hay que aseguran que debido a aquella escabechina, tinta la tierra en sangre, surgió la cepa vinal que ahora llamamos garnacha, impregnadas sus uvas con la sangre derramada con tanta abundancia.
Bien se vengó el rey Ramiro del desastre del día anterior. Bien se vengó nuestro paisano Luis Osórez que tremolaba su pendón con dos lobos rampantes, teñido en sangre mora. De los despojos apañó panderos y atabales que donó a la catedral leonesa, usados en sus fiestas de las “bayaderas” y de ahí le pudo venir el canonicato leonés a los marqueses de Astorga. Son esos panderos que los leoneses nos prestan para la celebración de la Zuiza. Para Astorga, su ciudad, se trajo Osórez lo más preciado; aquel pendón que, si el día anterior hubo de conservar con peligro, el 23 lo ondeó ufano y ganador en el campo de batalla. Aquí le decimos Pendón de Clavijo, Seña o Enseña y Veneranda Bandera. Es esa que en la Casa Consistorial se guarda como oro en paño, depositada en carca de madera guarnecida en tela carmesí, custodiada bajo tres llaves y protegidos sus jirones como si de una reliquia -que lo es- se tratara. Por cierto, que alguien prometió solemnemente una restauración que cayó en el olvido.
Desde aquellos lejanos tiempos, bien podemos decirlo, ese bello y coqueto pueblecito de Clavijo, que diera asilo nocturno a un astorgano en apuros, y esta Astorga que ya por entonces andaba cargada de historia, se hicieron almas gemelas, o sea se hermanaron. Porque aquel Pendón, cada año tenía su protagonismo presidiendo las celebraciones conmemorativas de aquella legendaria batalla, con la procesión de la Zuiza. Y, de esta manera, un pueblo enriscado pacíficamente en el monte Laturce, tenía su memorial en Astorga a través de la Bandera.
Y aquellos lazos históricos se hicieron más realidad cuando la Cámara de Comercio, con un buen criterio, restauró la procesión de la Zuiza, e invitó a las ceremonias al pueblo de Clavijo. Desde entonces son los invitados de honor y hasta la réplica del Pendón guardan con cariño.
El domingo, 25 de marzo de 2007, se hizo efectivo el hermanamiento. Alcaldesa y Alcalde rubricarán en el libro de oro de Clavijo esta efemérides. Y desde ese día el pueblo riojano muestra orgulloso un parque-mirador al pie de su castillo roquero bautizado como parque “Ciudad de Astorga”. El refrendo astorgano de tal hermanamiento tendrá lugar el día 29 de abril. Entonces, como siempre, esta hospitalaria ciudad recibirá con los brazos abiertos a los clavijeños. Será honra para los dos pueblos tal hermanamiento.
Octubre 2009. Urbanización.
El 5 de Octubre se inició una campaña de asfaltado en la que el Ayuntamiento invirtió unos cien mil euros en distintas actuaciones de mejora en función de las necesidades de cada calle.
En concreto en esta calle Batalla de Clavijo, con motivo del nuevo edificio de la Avda. Ponferrada, esquina con esta calle, y debido al retranqueo de la finca que dio más amplitud a la calle, se procedió a su completa urbanización.