Discurso del Sr. Alcalde

En el Pleno de 17 de junio de 1995 fue reelegido Alcalde de Astorga D. Juan José Alonso Perandones, dirigiéndose a los que asistieron de la forma siguiente:

“Estimados compañeros de Corporación, amigos todos: los ciudadanos nos han encomendado la tarea de regir los destinos de la ciudad en los próximos cuatro años: cuatro años para dialogar, para procurar el bien del común, para demostrar que, ante todo, ha de ser Astorga el fin primero y último de nuestro quehacer municipal.

Ha pasado esa pequeña refriega que sucede en toda campaña electoral y ahora, con sosiego, tenemos que acometer una labor importante: corregir errores donde los haya habido, continuar el trabajo iniciado, planificar un mejor futuro, ahondar en la armonía y en la convivencia, Quizás sea este último el reto más importante para la Corporación: cómo somos capaces de conjugar la justa crítica con la colaboración, las discrepancias con la razón de un buen gobierno; y servirnos del tono y del respeto adecuados, de la necesaria comprensión.

Tenemos la dicha de ser ciudadanos de esta hermosa ciudad: ella nos acoge con su fisonomía urbana, con su calor humano; aquí sentimos y respiramos. Todos nos confundiríamos si no caemos en la cuenta de que si bien es cierto que la democracia se articula en torno a los partidos políticos, éstos han de ser un medio al servicio de la sociedad. Tenemos que tener presente, estimados compañeros de Corporación, que en temas esenciales, máxime cuando se está de acuerdo, aunque no se manifieste tal parecer, no podemos enfrentarnos; porque además de perder el tiempo, impedimos que la ciudad aproveche sus lícitas oportunidades. Somos los representantes legítimos de las necesidades de todos los astorganos: nuestra misión fundamental es colaborar y no obstruir, aprovechar las posibilidades que cada uno tenga, ya sea en las Cortes Regionales, en la relación con las distintas administraciones provinciales y nacionales, para beneficiar a nuestra ciudad. Astorga ha sido, es y será generosa con quienes procuren su bien y su progreso.

Indudablemente que, después de diez años con responsabilidades en la gestión municipal, habrá habido aciertos y errores. Pero creo que estamos ahora, tan cercano ya un siglo nuevo, en un momento importante: para la cultura y el patrimonio -natural, arquitectónico y arqueológico -, para las comunicaciones, para el apacible tránsito por la ciudad. Las calles céntricas de las ciudades son cada día más agresivas para el viandante: el tráfico y el ruido las convierten en rutas incómodas. Es el momento ahora de iniciar la peatonalización de un eje por el que se pueda cruzar el casco histórico sin sobresaltos, de suerte que no sólo sean los parques y jardines los lugares de paseo y estancia, sino también algunas de nuestras calles. ¿Quién no recuerda aquel trajinar de gentes los sábados y domingos desde la plaza Santocildes a la Plaza Mayor?; aquel ir y venir de niños y mayores, prestos siempre al saludo y a la conversación. Es éste un asunto delicado, y en el que no se actuará con precipitación, porque incide en el comercio, importa a los residentes, y precisa, además, un tratamiento urbanístico adecuado.

Aún falta concluir al urbanización en varias zonas de la ciudad y en los pueblos del Municipio; continuar el proyecto de mejora del abastecimiento del agua, lograr una mayor implantación industrial y difusión turística. Es necesario exigir que se atienda a nuestra Catedral, su necesaria restauración, con el mismo interés que se hace con otras catedrales cercanas. Tenemos que finalizar la consolidación de las murallas; la ruta Romana está ahí ya, con una aportación valiosísima para el presente y futuro cultural y turístico de la ciudad; hay que seguir en esta línea de respeto al patrimonio arqueológico y restaurar las pinturas pompeyanas, completar la adquisición de la Ergástula (criptopórtico), y sobre todo, garantizar la permanencia en nuestra ciudad del patrimonio extraído estos años en las distintas excavaciones. Quiero insistir, estimados compañeros de corporación, en un tema tan trascendental: no podemos dar a otros el pretexto para que, por falta de instalaciones, nos lleven el patrimonio arqueológico: urge construir el Museo Romano, aunque sólo sea el Museo Romano, un modesto museo con unas mínimas instalaciones. Somos una pequeña ciudad, y siempre hay otras grandes que ambicionan nuestro patrimonio.

La ciudad siempre se está haciendo, transformando. Hay que concluir en esta legislatura el ajardinamiento de El Melgar, de El Mayuelo, finalizar la dotación de mobiliario en la Eragudina, remodelar el Jardín y ejecutar la forestación del campo del viejo vertedero … Hay otras muchas actuaciones que llevar adelante para mejorar el entorno natural de la ciudad. Y concluir la ampliación del Cementerio, necesidad urgente en estos momentos. La casa que se está construyendo para los niños en el Jardín nos va a permitir ofrecer a los más pequeños un lugar para leer, para jugar, para adquirir diversas destrezas …

Si algo nos importa es el desarrollo de la Ciudad y sus comarcas: no es fácil conseguir instalaciones industriales de fuera, aunque por ello hay que esmerarse; sí que debemos ahondar en la transformación de los recursos de esta tierra, en la promoción de los productos que nos son propios, como la cecina, las mantecadas y otros dulces. Y el turismo, ahora en auge, es un potencial enorme para el futuro; hemos heredado un patrimonio, unos caminos, un entorno natural: nos toca ahora cuidar y embellecer, divulgar la hospitalidad.

La ciudad tiene que ser solidaria tanto en la imposición de las tasas y precios públicos municipales, como en los recursos que administra. Hay astorganos con verdaderas necesidades, por ello el área social tiene que tener una consideración especial, para cubrir necesidades materiales, pero también afectivas. En estos últimos años el Ayuntamiento ha adquirido, por compra o cesión, suelo abundante para viviendas, en zonas ya urbanizadas. A otras administraciones corresponde ahora la construcción de viviendas sociales, para aquellos casos vecinos que no tienen recursos para adquirirlas en el mercado privado.

Más que imponer importa convencer, y transmitir a los astorganos que son necesarias la colaboración y la solidaridad. El fruto madura cuando el trabajo y las ideas son compartidas. Hemos de ahondar en el sentido cívico, y facilitar a las nuevas generaciones un conocimiento de la ciudad: de su historia, de su patrimonio, de su medio natural; también facilitarles una reflexión sobre la importancia que tiene la planificación urbanística, y unos hábitos de respeto a las personas y a los bienes del común. La educación, la cultura, son los pilares del futuro de la ciudad: hacen posible el progreso y una vida más humana y solidaria.

Hoy la diosa Fortuna ha escuchado el reclamo de Plinio y ha venido a conocer la urbe magnífica; ha vaciado su cuerno de la abundancia en algunos hogares de Astorga y Comarca. Pero aunque estamos gozosos por tal azar, ese número mágico 60.987, importa ante todo nuestro esfuerzo, el empeño que pongamos en trabajar por la ciudad y para la ciudad.

Que en estos años la cordialidad y la colaboración sean la pauta de nuestro quehacer, y en la ciudad reine la tolerancia y la fraterna convivencia.”