Las cofradías llenaban parcelas preciosas del vivir devoto y festivo. Los cofrades se sentían apoyados en los momentos de dolor y avivadas las alegrías en las circunstancias felices.
Como toda vivencia humana las cofradías se encuadran en coordenadas espacio-temporales, que son parte y condicionantes de la propia historia.
Es probable que se haya hablado en general de los espacios cofrades, que van desde el ámbito más amplio de la ciudad donde radican, a los más concretos de los templos donde cumplen con sus devociones y se veneran las imágenes titulares, las calles y plazas por las que discurren sus procesiones y por supuesto los más privados donde se toman decisiones, se eligen los cargos o se guardan sus documentos e insignias.
En este sentido tiene un particular interés las llamadas salas de juntas o cabildos, que todas las cofradías han tenido voluntad de constituir.
Por ello nos parece puede tener valor conocer este dato menor de la historia de las cofradías de Las Candelas y de San Pedro de Rectivía que nos documenta el contrato realizado el 23 de enero de 1759 ante el notario Tomás Gómez Ponce de León (AHPLEON caja 10.169), de la obra de una sala de juntas para ambas, quizá por razones de economía y por supuesto de espacio ya que se construía en la inmediatez de la iglesia parroquial, donde ambas radicaban. Es también buena señal de que existía armonía entre ambas, algo que no siempre fue así entre instituciones parecidas.
La Sala de Juntas que se encarga es un edificio de gran sencillez, una obra de albañilería digna, que permitiría “celebrar los cabildos” y la preparación de las fiestas.
El contrato lo hacen los jueces de ambas cofradías Manuel Fernández y Manuel Álvarez y se hacen cargo de la obra como postores más bajos en 3300 reales, Pedro Alonso y Manuel Alonso que con otros miembros de la familia, todos del propio barrio de Rectivía, constituían una pequeña empresa de construcción, que atendería sobre todo obras de casas y de oficinas con un destino meramente utilitario y por tanto sin pretensiones arquitectónicas ni alardes suntuosos. Una sala amplia con un apartado para las elecciones y una cocina donde se calentaría o prepararían las pitanzas de las fiestas.
Esto es lo que se deduce de las condiciones de la obra que se contrata y que se pormenorizan en la escritura, siendo curioso que la orientación de las paredes se hace con referencias geográficas y no mencionando los puntos cardinales. Veamos pues que espacio dispusieron entonces ambas cofradías formadas por gente sencilla del barrio extramuros para convocarse y para sentirse más hermandad, siendo también de interés todo ello para conocer sistemas constructivos, materiales que se emplean en la arquitectura doméstica del momento.
1º. Se han de hacer dos paredes de mampostería con barro y con su repello de cal, la una hacia Galicia de 50 pies de largo, la otra hacia Castilla de 40 pies de largo. Los cimientos se han de profundar tres cuartas desde el haz de la tierra y su ancho tres cuartas y media desde la flor de la tierra, se han de elevar cuatro varas y sus gruesos de tres cuartas.
2º. En la peña que hace escuadra en dicha sala se ha de levantar desde el medio arriba con una vara de guirlanda, cubierta con losa.
3º. La pared de Asturias, se ha de anivelar con las otras nuevas y en ella se ha de abrir una ventana de vara de alto y tres cuartas de ancho, todo de luz y ha de ser bastante rasgada por parte de adentro y ha de ser de dos varas entrepañadas y su madera roble o negrillo y en cada hoja su cuarterón y ha de llevar su herraje de bisagras, aldabas, pasador y reja.
4º. En la pared que mira hacia la Iglesia de San Pedro, que es hacia Castilla al tiempo de su formación se han de hacer dos ventanas en la misma conformidad que la que va expresada a excepción de que estas van sin rejas. En medio de estas dos ventanas ha de ir una puerta que ha de ser la principal y ha de ser de dos hojas, su alto nueve cuartas de luz, de ancho seis cuartas, el marco de negrillo con su bocel, las puertas sobrepuestas y las tablas moldeadas con bocel entre dos filetes y toda la madera de ellas de negrillo, su cerradura de anca de rana, escuadras con sus tejos.
5º. La pared que mira a Portugal se ha de romper en ella una puerta con su marco, se ha de asentar de una hoja y su fábrica sobrepuesta, su alto de 8 cuartas y media de luz y ancho con su cerradura, escuadra y tirador y enfrente de esta puerta en la pared siguiente se ha de romper el hueco para asentar la ventana que está hecha y se halla en dicha casa del Cabildo y desde esta puerta se ha de hacer un tabique a fin de hacer un apartado como así mismo se ha de hacer otro tabique hacia Asturias el cual ha de llevar su puerta con su cerradura y clavazón correspondiente, la cual llevarán todas las demás puertas y ventanas que van señaladas.
6º. Los constructores ponen de su cuenta las maderas que faltasen de vigas, viguetas, canteados, tabla para el cielo raso que se ha de hacer en la sala nueva, yeso, clavazón y esparto y en medio del cielo raso su florón, sus cuadrados y medias cañas; y al lado donde se pusiese la mesa se ha de hacer lo propio y poner la teja y cañizas, así para la sala como para la cocina y la losa para seis alares. Siendo el porte de la piedra y barro responsabilidad de las cofradías.
7º. Después de que las paredes de la sala estén levantadas y cubiertas se han de rebocar de barro empajado y luego de cal y arena y blanquearlas de yeso con su rodapié por dentro.
8º. La obra estaría acabada para mediados de julio del mismo año a vista de maestros y en la cantidad estipulada.
El modo de hacer las pagas y la obligación de las cofradías de hacer el abono completan con las demás formalidades contractuales esta escritura de la construcción de una sencilla sala de juntas, como una señal más de la vitalidad que este año 1759 tenían ambas cofradías astorganas.
Miguel Ángel GONZÁLEZ GARCÍA
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El Faro Astorgano, martes, 27 de enero de 2009. Número 6.968.
DE OTRO TIEMPO ... 1759. Sala de juntas para las cofradías de Las Candelas y San Pedro de Rectivía de Astorga.