La petición hecha por D. Patricio como párroco y responsable de Musivaria antiqua, era precisa y amplia, temáticamente hablando. La Iglesia, partiendo de su realidad más amplia y básica, (entendida la dicha calificación como la más fundamental, en la que se apoyan las demás variantes que la enriquecen y complementan) es decir, la Iglesia Pueblo de Dios que camina terrenalmente, en relación con este mundo concreto, hacia su verdadera Patria. Y acompañar este tema con una visión del mundo actual teniendo en cuenta el pensamiento de la Iglesia sobre él.

Las fuentes de inspiración estaban más que claras. Era necesario leer detenidamente dos de las cuatro grandes Constituciones del Concilio Vaticano II: La dogmática Lumen Gentium, y la pastoral Gaudium et spes. Y el resultado a representar podría ser tan amplio como para llenar, no una fachada, sino dos grandes basílicas. Se imponía hacer una selección de aquellas ideas más fáciles de entender y leer para el que mira, y la más asequible realización, para los que querían ejecutarla.

La dificultad, a la hora de idear el proyecto, era doble: Por una parte la ejecución del mismo en la técnica a usar, es decir, el mosaico de teselas de piedra y mármol (mosaico romano). Que presenta dificultades para las composiciones y el cromatismo del color (serían menos en el mosaico vítreo bizantino o en pintura mural o al fresco) aunque se tiene la riqueza de la textura de la piedra. Y por otra parte, la dificultad más grande eran los espacios, muy fragmentados, poco amplios horizontalmente y muy altos.

Ante esto se hacía necesario un planteamiento figurativamente sencillo, fácil de leer, donde dominase la línea acompañada del color, casi como en un icono. Pero para facilitar la significación temática solicitada, habría que acompañarlo del simbolismo y de la iconología. Y desde este planteamiento he realizado las plantillas para su realización.