Desde su aparición en New York en los últimos años sesenta, o en Madrid a principios de los ochenta, en plena “movida”, el graffiti ha recorrido un largo camino hasta tener presencia en exposiciones y galerías de arte.
Los primeros graffitis consistían en coger la firma (tag) y transformarla (engordarla) con diversos colores en una firma de proporciones mucho mas grandes. Eran firmas con una personalidad aplastante. Hoy en día no son solo letras, sino también dibujos, y los artistas no dependen exclusivamente del spray. Muchas veces va asociado al movimiento cultural Hip hop, junto con el rap, o el break-dance.
El graffiti no es lo mismo que la pintada. Una pintada es un mensaje anónimo sin voluntad de estilo. Sin embargo, un graffiti es una firma sin mensaje, con un toque artístico y un componente estético, además de ser algo que nos afecta para bien o para mal, y con lo que convivimos en la ciudad desde hace años.